martes, 5 de febrero de 2013

LEONID AFREMOV

Afremov, refleja su personalidad a través de esta original técnica, que ha desarrollado a través de muchos años de experiencia

Mil novecientos diecisiete

Mil novecientos diecisiete. Mi adolescencia: la locura por una caja de pintura, un lienzo en blanco, un caballete. Felicidad de mi equipaje en la mañana impresionista. Divino gozo, la imprevista lección abierta del paisaje. Cándidamente complicado fluye el color de la paleta, que alumbra al árbol en violeta y al tronco en sombra de morado. Comas radiantes son las flores, puntos las hojas, reticentes, y el agua, discos trasparentes que juegan todos los colores. El bermellón arde dichoso por desposar al amarillo y erguir la torre de ladrillo bajo un naranja luminoso. El verde cromo empalidece junto al feliz blanco de plata, mas ante el sol que lo aquilata renace y nuevo reverdece. Llueve la luz, y sin aviso ya es una ninfa fugitiva que el ojo busca clavar viva sobre el espacio más preciso. Clarificada azul, la hora lavadamente se disuelve en una atmósfera que envuelve, define el cuadro y lo evapora. Diérame ahora la locura que en aquel tiempo me tenía, para pintar la Poesía, con el pincel de la Pintura. (Rafael Alberti)